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Después de un largo y duro día de trabajo, caminando con un par de tacones negros apestosos, guío la nariz de mi esclavo que inhala el sudor de mis pies hacia mis zapatos asquerosos y mis pies malolientes. Le pego cinta adhesiva en la boca para asegurarme de que el oxígeno que toma en, debe viajar a través de sus receptores olfativos. Al tomar el aroma y sin otras opciones para el aire, no tiene más opción que permitir que el olor muscoso, picante y hediondo llene sus fosas nasales. Pero no termina ahí... oh no. Salto la ducha y voy al gimnasio. Repito el proceso con mis zapatos de gimnasia que usé sin calcetines :). ¿Dejo de ahí? Oh no no no, tengo una última aventura antes de que termine el día. Una noche fuera con las chicas. Llevando el olor a pies de todo el día, bien entrada la noche. Le doy a mi esclavo de pies un último regalo antes de finalmente lavar el olor hediondo de mis dedos de los pies.<\/p>"