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Oh, tú, miserable excusa de hombre, arrodillándote ansiosamente en el borde de tu propia degradación, salivando por las azotainas verbales que voy a infligirte. No eres simplemente un tonto perdido en los arrebatos de tu patético y constante acariciarse; no, eres un dron sin mente, un matón tan consumido por tu propia mano que la esencia misma de tu dignidad se ha erosionado en la nada. No vamos a endulzar esto; eres una desgracia, una exhibición risible de masculinidad tan ansiosa por sumergirse en el abismo de la depravación. Vas a lamer cada palabra denigrante, cada maldita expresión, porque es lo que anhelas, lo que necesitas para sostener tu miserable existencia. Te observare, burlándome, mientras desciendes más profundamente en tu estado de matón, tu mente disolviéndose en un charco de vergüenza y excitación. Me agradecerás, ¿verdad? Por darle un propósito a tus sesiones de acariciarse sin sentido, por reconocer tu existencia, incluso si es solo para burlarte y degradarte. Entonces, oh mi patético pequeño acariciador, mi miserable matón, prepárate.<\/p>"